Hace casi 10 años

Este verano hará 10 años de la oportunidad laboral que me cambió la vida.

Me ofrecieron trabajar en un campamento de verano con personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista), yo no tenía ni idea de qué era exactamente lo que iba a hacer ni tampoco sabía mucho sobre el TEA, un poco de teoría aprendida en la carrera y poco más. Eso sí, ya tenía algunos mitos y falsas creencias en mi mochila que no sabía de dónde habían salido, pero ahí estaban, haciendo que el primer día fuera nerviosa y con algo de miedo por lo que me iba a encontrar.

Esta semana, en concreto el día 2 de Abril es el día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, y por su puesto hoy soy una persona diferente a la que aquel mes de junio de hace 10 años. Si tuviera que resumir mucho lo que aprendí ese verano diría que aprendí que la vida era mucho más de lo que yo conocía. Y no quiero que suene a cursilada, de verdad, la vida era mucho más de lo que yo conocía y las personas eran mucho más de lo que yo conocía.

Toda mi vida viví al margen de la discapacidad, no fue algo con lo que conviviera ni en mi barrio, ni en mi colegio, ni en mis campamentos de verano… Y la mía no es una historia excepcional es la historia de la mayoría de las personas, ¿Por qué? Porque como sociedad seguimos discriminando al diferente, porque nos falta EMPATÍA. Por eso no sabía nada sobre el autismo, o sobre la discapacidad, por eso tenía miedos y dudas, por eso, aquel primer día no sabía si iba a saber tratar con aquellas personas, a las que creía extrañas. Qué suerte la mía que me encontré con personas cercanas, que me acogieron desde el primer minuto, que me facilitaron el relacionarme con ellas, que me dejaron conocerlas y apoyarlas. Que crearon conmigo vínculos que aún hoy, aunque no nos veamos en varios meses perduran, y cuando nos vemos parece que no ha pasado el tiempo.

Me encontré con la sencillez, no importaba como vistiera, ni mi pelo, ni siquiera importaba quién era yo o que estudios tenía, solo importaba que fuera buena gente, que les tratara bien y que lo pasáramos bien juntos. Y no se crean que divertirse era complicado, para nada! todavía recuerdo una de mis primeras risas viendo un sistema de riego en un parque. Yo nunca me había parado a mirar ese chorro de agua hasta que esa persona hizo que me fijara, con sus fuertes risas pensé: esto debe merecer la pena, y la verdad es que la mereció. El agua seguía un ritmo divertidísimo y hacía unas formas muy graciosas, además, como no tenía un sentido que pudiéramos predecir a la mínima nos mojaba.

En estos 10 años he visto a muchas personas que llegaban por primera vez a la asociación, que traían los mismos temores. REcuerdo alguna que el primer día decía yo no me voy a acercar mucho o a tocarles por si les molesta. A los 5 minutos se encontraba con una sala llena de niños y adultos lanzándose en colchonetas, buscando que les cogieran en brazos, que les hicieran cosquillas, que les ayudaran a saltar o a dar volteretas. Y claro, las caras era un poema, “ no me esperaba que fueran así” “pensaba que no les gustaba que les tocaran” “pensaba que no querían jugar”… Falsas creencias por la falta de presencia en lugares inclusivos. Como decía Riviere: “ no solo soy una persona con TEA, soy un niño, un adolescente y un adulto”. Y como tal me comporto y como tal tengo una serie de necesidades y derechos que deberían cubrirse.

No todas las vivencias de estos 10 años han sido divertidas, acompañarles a ellos y a sus familias tiene momentos complicados, pero no por ellos sino por el resto. La mayoría de los problemas son por falta de EMPATÍA, de escucha, de interés por salir de nuestra realidad imperturbable. Porque muchos adultos están muy cómodos en sus posiciones de poder como para conocer realidades que les resultan incómodas o que les van a suponer “mover el culo” (Con perdón). No nos damos cuenta de que lo que faltan son apoyos, lo que falta es que la sociedad acepte, se adapte y cambie. Todos somos parte y todos nos merecemos participar y contribuir en la sociedad.

Vivimos en una sociedad que ha avanzado pero a la que le queda muchísimo para ser una sociedad inclusiva, ya es una sociedad diversa, lo queramos ver o no, pero falta que se garanticen derechos humanos básicos, si DERECHOS HUMANOS. Muchas personas con discapacidad, yo voy a hablar de personas con TEA, no tienen garantizados derechos como: Comunicación, escolarización inclusiva, libre elección… incluso hay quien se atreve a negarles ir en determinados transportes, asistir a determinados restaurantes, espectáculos… Hay vecinos que se quejan y consiguen echarles de sus viviendas. hay padres que consiguen que se marchen de sus centros escolares… Muchos de ellos no deciden qué tratamientos médicos desean o qué terapias desean recibir… Y esto, no puede seguir así. Con esta forma de segregar a diferentes colectivos TODOS PERDEMOS.

El eslogan de la campaña de este año de Autismo Europa, el mismo que el año pasado es: Puedo Aprender, Puedo trabajar. Es muy fuerte que haya que hacer una campaña como esta, es muy fuerte que se tenga que poner el foco en que las personas con tea pueden aprender y pueden trabajar. POR SUPUESTO QUE PUEDEN, TODAS PUEDEN. Todos los seres humanos podemos aportar y enriquecer a la sociedad. Pero claro, para eso la sociedad tiene que dar los apoyos necesarios y no pretender que todos los seres humanos seamos soldaditos salidos del mismo molde, porque de esa forma no hay riqueza social.

La campaña debería poner el foco no tanto en las capacidades de las personas con TEA, sino en las capacidades de la sociedad y de cada uno de los que la formamos, yo pondría algo como: ¿Puedes adaptar tu enseñanza para que todos la aprovechen? Pues HAZLO, ¿Puedes incluir a cualquier persona en tu empresa? pues HAZLO!

Esta semana en las redes seguiré compartiendo algunas de mis vivencias tratando de acercar estas realidades a todos los que quieran meterse en esta burbuja tan bonita de la diversidad.

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